viernes, 14 de noviembre de 2014

TACTO, GUSTO, OLFATO

El tacto proporciona sensaciones táctiles, de presión, térmicas y dolorosas, mediante estimulación de receptores nerviosos específicos, repartidos por toda la superficie cutánea.
La piel es el órgano más grande de nuestro organismo y el órgano de mayor sensibilidad táctil.
El sentido del tacto no solamente se encuentra en las manos, está presente en toda la piel que cubre nuestro cuerpo. Este sentido es tan extenso y complejo que el organismo cuenta con cuatro millones de receptores para percibir el dolor, 500 mil para sentir la presión, 150 mil para la percepción del frío y 16 mil para el calor.



El gusto es función de las papilas gustativas en la boca; su importancia depende de 

que permita seleccionar los alimentos y bebidas según los deseos de la persona y también según las necesidades nutritivas. El gusto actúa por contacto de sustancias químicas solubles con la lengua. El ser humano es capaz de percibir un abanico amplio de sabores como respuesta a la combinación de varios estímulos, entre ellos textura, temperatura, olor y gusto.
El sentido del gusto depende de la estimulación de los llamados "botones gustativos", las cuales se sitúan preferentemente en la lengua, aunque algunas se encuentran en el paladar.







La nariz, equipada con nervios olfativos, es el principal órgano del olfato. Los nervios olfativos son también importantes para diferenciar el gusto de las sustancias que se encuentran dentro de la boca. Es decir, muchas sensaciones que se perciben como sensaciones gustativas, tienen su origen, en reali­dad, en el sentido del olfato. Por otro lado, la per­cepción de olores está muy relacionada con la memo­ria; determinado aroma es capaz de evocar situaciones de la infancia, luga­res visitados o personas queridas.

iertas investigaciones indican la existencia de siete olores prima­rios: alcanfor, almizcle, flores, menta, acre y podrido. 






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